Si tu hijo quiere una mascota, no te niegues en banda. Un animalito se convertirá en su mejor amigo y será muy beneficioso para él. Eso sí, piénsalo bien:
es una decisión que no debe tomarse a la ligera.
La compra de un animalito para tu hijo debe ser meditada previamente. Hazte a la idea de que, por mucho que el niño se haya comprometido a ocuparse de sus cuidados, tú terminarás asumiendo la mitad de las tareas.
Así que debes tener claro querer asumir esa nueva carga, ya que la responsabilidad de su bienestar es siempre de los mayores, nunca del niño.
Una vez tomada la decisión, hay que elegir cuál es el animal más adecuado según:
* El espacio del que disponéis en casa.
* Sus costumbres y necesidades.
* La alimentación que precisará.
* Las vacunas.
* La higiene.
* El tiempo que podréis dedicarle.
* Los gastos que conllevará su manutención.
A la hora de elegir es importante tener en cuenta la edad del niño.*
Antes de los tres años son incapaces de hacerse cargo del cuidado de un ser vivo. Pero no hay edad para enseñarles a respetarlos.
*
A partir de los cuatro ya podrá ocuparse de algunas tareas, como darles de comer o limpiar su casa. Para estas edades, opta por animales que requieran pocas atenciones como un gato, un hámster, un pájaro, una tortuga…
*
Si quiere un perro, espera a que cumpla los seis, porque son más exigentes (hay que pasearlos, bañarlos, jugar con ellos…etc).
Los animales son estupendos “terapeutas”, así que no dudes en consultar con un experto sobre cuál es el más adecuado para tu hijo. Por ejemplo, observar los elegantes movimientos de los gatos o la frenética actividad de un hámster ayudará a fijar su atención y potenciar su concentración; un golden retriever será ideal para niños sedentarios porque son muy juguetones y, por el contrario, la tranquilidad de un gran danés lo hace perfecto para niños hiperactivos.Un amigo que ayuda muchoNo cabe duda de que las mascotas son una excelente compañía. Y, además, le reportarán otras ventajas en su educación:
•
Sentido de la responsabilidad. Establece un reparto de obligaciones entre los miembros de la familia. En función de la edad del niño, asígnale la labor de sacarlo a pasear, llenarle los cuencos del agua y la comida, mantener limpia su jaula o jugar con él. Lo asumirá con agrado si le explicas que de él depende el bienestar de su nuevo amigo.
•
Respeto. El contacto con los animales fomentará su amor por la naturaleza y les enseñará a ser respetuoso con el resto de seres vivos, y más sensible y tolerante a las necesidades y debilidades de los demás.
•
Buenos maestros. A través de la vida de las mascotas, te será más fácil explicarle las “cosas de la vida”, como la reproducción, las enfermedades, la muerte…
•
Actividad física. Jugar con su amiguito será su actividad favorita. Si es pequeño, le ayudará en su desarrollo psicomotriz (gatear, buscar la pelota, o incluso, dar sus primeros pasos detrás de su peludo colega...etc). Si es mayor, esos juegos le animarán a abandonar actividades sedentarias, como la tele o los videojuegos.
•
Relax. Acariciar un animal hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, reduciendo así el estrés y la ansiedad.
Fuente: Guiadelniño.com